Japón
es contraste, es frontera entre dos mundos: lo profundo religioso con el
tecnológico se encuentran separados por una delgada línea que nunca deja de ser
ajena a su gente. Pensar en Japón o se hace desde la perspectiva de su
tradicionalismo o de su innovación, no es para menos, las calles de Tokyo es la
máxima expresión de lo nuevo y futurista, pero los paisajes en Osaka y Kyoto es
la contraparte: misticismo religioso milenario. Hay lugares que no debes dejar
de visitar, como el Palacio Imperial, el Templo Sensoji y el castillo de Osaka,
toda una aventura viajar a Japón.
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