Gracias
a sus formidables recursos en hidrocarburos los Emiratos Arabes Unidos pudieron
desarrollar un turismo de alta gama, destinado a una clientela afortunada. El
resultado produce asombrosos contrastes: una modernidad a veces desproporcionada,
o incluso extravagante, se codea con las tradiciones más pintorescas, mientras
que una buena parte del territorio era aún desértico hace una treintena de
años. Se pasa así de los edificios futuristas de las grandes ciudades a las
tribus nómadas del desierto, y de las tradicionales carreras de camellos a los
desfiles de coches de lujo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario